Salud Mental
y COVID 19

La Organización Mundial de la Salud, presentó en marzo de 2022 el resumen científico de las repercusiones dejadas por la pandemia de COVID-19 en la salud mental, tomando como información de referencia datos arrojados de diferentes investigaciones, publicaciones y el estudio Carga Mundial de Morbilidad.

Las conclusiones de este resumen científico sostienen que “los datos sugieren que la pandemia y las enfermedades y trastornos asociados han provocado un aumento mundial de los problemas de salud mental, incluidas, de forma generalizada, la depresión y la ansiedad. Las personas con trastornos mentales preexistentes también tienen un mayor riesgo de sufrir una enfermedad grave y morir por COVID-19 y deben considerarse un grupo de riesgo cuando se les diagnostica la infección.

En términos generales, los datos indicaron que las tasas de suicidio en la mayoría de los países no aumentaron al comienzo de la pandemia. Sin embargo, hubo indicios de un aumento del riesgo en los jóvenes, y el impacto a largo plazo de la pandemia y la recesión económica asociada en la salud mental y las tasas de suicidio sigue siendo motivo de preocupación, dado el vínculo bien reconocido entre los comportamientos suicidas y las dificultades económicas. Por último, antes de la COVID-19, solo una minoría de personas con problemas de salud mental recibía tratamiento.

Los estudios muestran que la pandemia ha ampliado aún más la brecha de tratamiento de salud mental, y los servicios de salud mental ambulatorios se han visto particularmente perturbados. La OMS reconoce esas repercusiones y sigue considerando la salud mental como un servicio de salud esencial que debe mantenerse durante la pandemia de COVID-19”.

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Salud mental y COVID-19: datos iniciales sobre las repercusiones de la pandemia.

Respecto a las violencias en el comienzo del brote de COVID-19, ONU Mujeres advirtió que todos los tipos de violencia estaban siendo intensificados, señalando a las mujeres, niñas y personas mayores como población de mayor vulnerabilidad. Muchas mujeres que tenían parejas violentas se vieron atrapadas, por la situación de confinamiento, con sus maltratadores, desconectadas de sus familiares y amigos, un agravamiento de la pobreza y dificultades económicas. Si bien es cierto que se reporta que las llamadas a las líneas telefónicas de emergencia para casos de violencia doméstica también han aumentado en un 153% en Colombia, estas cifras solo serían un dato mínimo si se tiene en cuenta las dificultades de acceso a las comunicaciones en buena parte del territorio, dificultado que puedan denunciar los abusos y buscar ayuda oportuna. Así mismo, la misma organización, da a conocer que los incidentes de violencia de género que afectan a las personas refugiadas y migrantes de Venezuela en Colombia aumentaron en un 40% durante los tres primeros meses del año 2020, en comparación con el mismo período del año anterior.

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